Su suave
aliento rozo mi cuello erizado por el mismo, mientras sus manos se posaban
donde él las quería. Mi cuerpo se quedó inmóvil al delicado coqueteo que él
hacia, sus labios subían por mi cuello dibujando un frágil camino al hacerlo,
llegaron a mis labios y repetidamente me besó, una y otra y otra vez… Pensé que
moriría.
- Eres
mía, toda mía… Todo tu cuerpo, toda tu mente, toda tu alma, todo tu ser, todo
tu pasado, presente y futuro es mío… Solamente mío y de nadie mas. Dijo con un
tono de sensualidad, pero se podía sentir el amargo pesar de que algún día
puede que no esté para él.
Yo me
quede pensando mientras el coqueteaba aún más con mi cuerpo, decidida le
contesté con un tono seductor y un poco malvado:
-Tú no te
quedas atrás, porque tú eres todo mío…
Pero
esta vez no solo fueron palabras, quería demostrárselo con actos, agarre las
riendas del asunto y lo besé como nunca. Una sonrisa de sumisión salia de su
boca después del beso y lo único que pudo decir fue: “Si, soy todo tuyo. Te
amo.”
Y
mi mundo se volvió un caos…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
~*Gotas de frío cristal*~