22.4.13

El juego.

Él la miró con unos ojos inocentemente amargos, pero al mismo tiempo como si se la fuera a comer de un bocado. 
Ella ni se inmuto en hablar, también lo miraba con curiosidad, inocente por igual, pero matadora.
Se necesitaban uno al otro o los dos no se necesitaban nada, era una relación extrana, pero aún así se amaban y no amaban, se odiaban pero no odiaban, era como si el mundo no existiera para ellos y ellos no existieran para el mundo. Una relación agridulce, mas agria que dulce, mas dulce que agria...
Él la miró cono unos ojos provocadores, ella cayó en tu trampa... Al final todo era un juego nunca se amaban...