27.11.12

El cerró sus ojos lentamente, y perdí el rumbo de mi vida.


Él cerró los ojos lentamente, y fue la última vez que miró la luz. Su corazón había dejado de latir, aquella maquina solo hacía ese ruido escandaloso, el ruido de cuando la gente se muere… Si, aquel horrible ruido.
Lo miré con toda la ternura del mundo, y mis lágrimas no paraban de correr. Era el fin. Lo sabía perfectamente, pero nunca lo voy a aceptar.
            Mi cuerpo quedo desorganizado, no podía respirar, no podía moverme, no sabía si mi corazón aun latía, creo que no. El ya se lo había llevado consigo.
            La enfermera me trato de sacar de la habitación, pero yo no quería. Mi cuerpo reaccionó agresivamente y la golpee desenfrenadamente, ella pedía ayuda, pero yo no quería separarme de él una vez más. No otra vez.
            Estaba ida, totalmente perdida. Seguridad me sacó del hospital, mientras yo gritaba su nombre, el cual nunca olvidaré. La gente me miraba como si estuviera loca, pero ellos nunca experimentaron lo que es que parte de tu vida se muera delante de tus propios ojos.
            El murió mientras yo sostenía sus manos, mientras él me dedicaba un “Te amo”. El murió por mi. Y mi corazón murió con él.